Resumen
Había una vez un lejano Planeta llamado Morelus, (ver ilustración 1) ubicado a muchísimos años luz de distancia en una profunda constelación donde las calles parecían ríos de luces brillantes en el cual habitaban coches, pequeños seres metálicos que se movían por todo el planeta en completa sincronía de un lugar a otro. Pero un día, algo extraño sucedió…algo interrumpió de manera súbita toda esa armonía: la acumulación de tráfico comenzó a afectar a todos los habitantes del planeta.
En el corazón de Morelus, vivía un simpático coche llamado Sparky. Sparky era muy diferente a los demás coches, de espíritu viajero, le encantaba explorar y descubrir nuevos lugares. Un día, cuando se preparaba para su aventura diaria, se dio cuenta de que el tráfico estaba más congestionado que nunca, coches a vuelta de rueda, ruido, tráfico, humo y tensión. Curioso de lo acontecido, Sparky decidió investigar. Se encontró con su amiga Semaforette, quien le explicó que el aumento del tráfico estaba afectando a la vida en el planeta. Las luces de los coches parpadeaban más rápido, y apenas podían andar a vuelta de rueda.
Determinado a encontrar una solución, Sparky se reunió con otros coches y juntos idearon un plan. Decidieron crear carriles especiales para bicicletas, coches eléctricos, coches compartidos, fomentando la colaboración y la amistad entre los habitantes.
Los coches organizaron un gran evento llamado "Día sin congestión". Durante este día, todos se comprometieron a circular de manera más ordenada, a invitar otros medios de transporte. Descubrieron que, al trabajar juntos, podían reducir la congestión y hacer que el planeta volviera a ser lo que en algún momento había sido: un lugar armonioso, feliz y saludable.
El "Día sin congestión" fue un gran éxito, y los habitantes de Morelus aprendieron la importancia de compartir y cuidar su planeta. Sparky y sus amigos demostraron que pequeños cambios en el comportamiento de cada uno pueden hacer una gran diferencia para mejorar la calidad de vida en el Planeta Morelus.
Y así, gracias a la colaboración y la conciencia de sus habitantes, el tráfico en Morelus disminuyó, permitiendo que todos disfrutaran de un viaje más agradable en sus maravillosas calles iluminadas.